martes, 2 de abril de 2013

Primera Parte

... La maldad se transformaba en pequeñas ácaros que flotaban en el ambiente, la casa se movía a un ritmo propio y si se quedaban en ese lugar se cegarían. Corrieron por el pasillo, veían como todo se estaba transformando y sucumbían ante el horror de perderse en ese pequeño espacio. Salieron corriendo, no tomaron nada, no había mas tiempo. La madre no los siguió, absorta en su trance sucumbió ante la presencia y no pudo sentirla.
- Si aquí no pasa nada! -grito mientras todos salían-
- Por favor, mamá, ven con nosotros, aquí no es seguro! - suplicaban ante la desesperación-
Ya era tarde, ella siguió su rumbo pensando que sus hijos solo saldrían por un momento y se encerró en su pieza a ver la televisión. No había nada que temer, no pasaba nada.

Los hijos no sabían que hacer hasta que el padre, siendo el primero que había perdido la esperanza los remeció e hizo entrar al auto.
- Su madre esta ciega, no podemos hacer nada, no pueden quedarse acá debemos huir ahora.
Así lo hicieron, cada uno esperando que la ceguera pudiese ser la barrera ante tales eventos. Tal ves si no creía en ellos, podría tener una chance de sobrevivir.

La huida fue lo más rápido que pudieron, conducía Pablo, un amigo de la familia, y en el auto iban las hermanas: Sofia, Daniela y Catalina, el padre Raúl y su perro desde siempre Tito.

Llegaron hasta la ciudad vecina, era un día de fiesta donde se conmemoraba la llegada del salvador de aquellas tierras Lorenzo, se habían hecho arreglos para desocupar algunas calles y la gente se aglomeraba en las plazas para la gran celebración. Fue complicado para Pablo poder seguir una ruta ya que no conocía bien el lugar, y por las emociones que todavía lo invadían. Nadie sabia que esperar, pero estaban cansado, tan cansados, nadie se espera que entender algo y poder ver, consuma tanto esfuerzo.

El viaje duro unas 8 horas y por fin, se detuvieron en un club campestre alejado de toda tecnología. Pidieron una pieza y ya exhaustos se dispusieron a pasar la noche. Nadie conversaba, nadie quería interrumpir ese momento de confianza con sigo mismo, que los mantenía a todos despiertos, cayeron uno a uno en un trance absoluto, la vida ya no sería igual y debían decidir, que harían.

Al día siguiente, debían emprender la marcha, pero la comodidad del lugar los retuvo, por lo que, comieron y se dispersaron. Pablo y Raúl, se fueron por el umbral intentando reconocer un poco mas el terreno en el que estaban si lograban saber donde se encontraban tal ves sería mas claro saber lo que querían, por su parte la niñas se dispusieron a arreglar las pocas pertenencias que quedaban y disfrutar un tiempo con Tito, eso las calmaría un tiempo. Catalina en tanto y siendo la menor y la mas curiosa de las hermanas, comenzó a dar vueltas por la casa.

Era una casona del siglo XVII, de habitaciones amplias y de pocos ventanales, las enredaderas rodeaban cada lado de la casa y en el centro de ella, se realizaba numerosos eventos para las visitas. Hubiese seguido su recorrido pero un sonido la detuvo, era el evento que se realizaba por esos días, un concurso de instrumentos musicales, donde cada concursante y por supuesto huésped del lugar debía recrear una canción utilizando un instrumento de música creado por él. Mirando para todos lados, podía ver a los futuros concursantes, una pareja de hombres jóvenes que conversaban en voz baja y reían mientras miraban a los demás participantes, una señora de edad que parecía absorta en sus pensamientos y solo bosquejaba en un papel algo arrugado y un niño pequeño que sostenía unas monedas e intentaba llamar la atención de una señora que parecía ser su madre, eran algunos de los concursantes que le llamaron la atención. Eran las tres de la tarde, y en aproximadamente una hora se llevaría a cabo el concurso.

Catalina no era ni muy exitosa con los instrumentos musicales existentes, ni muy hábil con las manos, no tenía ni esperanzas, ni muchos deseos de ganar, pero como era de espíritu alegre y aventurero, se decidió a participar. Camino tranquilamente por la habitación, intentando sacar alguna idea en limpio, pero no se le ocurría nada, la distraía todo, se preguntaba porque la señora y supuesta madre, no ponía atención al hijo y solo se le veía triste, sentada en una silla al borde del salón, leyendo una revista. Se acerco y saludo al pequeño niño que había visto antes.
- Hola, participaras en el concurso? - le pregunto al niño- mi nombre es Catalina.
Pero el niño no le respondió, apretaba sus monedas como pensando que podrían caersele o peor aún, robar.
- ¿ Supongo que tu instrumento son tus monedas? - Catalina, lo volvió a intentar- Ojala tuviera imaginación para poder convertir el sonido de un par de objetos inútiles en algo tan divertido como un instrumento de música.
No supo si fue el elogio, o tratar su tesoro de "objeto inútil" lo que impulso al niño a contestarle.
- Lo que tengo aquí no son objetos, son monedas. Son pedazos brillantes que me dejan obtener cosas que quiero, parece que tu nunca has tenido.
- ¿Monedas?, ¿brillantes?...-pensó Catalina y contestó- Una vez tuve un cascabel, era pequeño y brillante y siempre que quería buscar a mi perrito, agitaba el cascabel y él venia a encontrarme. Las monedas y los cascabeles son como iguales, nos traen cosas que queremos y son todos brillantes.
- Tonta! - el niño se dio media vuelta y por primera ves miraba a Catalina- los cascabeles no son monedas. Mira -le mostró las monedas- estas son monedas. Con ellas puedo obtener todo lo que quiero.
- Y que diferencia tienen?, si quieres que tu madre te ponga atención es mejor tener un cascabel que una moneda, no te parece?
El niño, confundido, volvió a mirar a su madre y muy adentro suyo quiso tener un cascabel, pero como era niño y no tenía sentimientos de grandes volvió a mirar a Catalina y le dijo:
- Mi nombre es Matias - le intento sonreír para hacerle ver que tenía razón-.
- Hola Matias, mi nombre es Catalina. No quise disgustarte, pero parece que tu madre esta un poco triste y por eso, se sienta allí tan sola....
Matias no le contestó.
-  Y... vas a entrar al concurso? -Catalina intento cambiar el tema, ya que vio que le disgustaba un poco a su nuevo amigo-
- No lo creo, solo estoy aquí porque mi madre esta aquí. Si no estuviera acá  podría estar jugando, o siendo feliz, me gustaba tanto ser feliz.
- Y ella, que esta haciendo?, tal ves quiera entrar al concurso.
- No creo, se sentó a leer y ha estado leyendo esa revista por mucho tiempo. Yo la leí un momento, era una revista que hablaba del mundo, mostraba las noticias de ayer y por un tiempo, pensé que era muy importante, una revista que me hable de la vida actual debe ser muy importante, pero de ahí ya no me puso mas atención, cuando la llamo me dice que esta ocupada leyendo y si quiero algo, me dice que hay cosas mas importantes por que preocuparse en el mundo.Yo creo que debe ser importante para que siga leyendo y nunca termine.
- Debe serlo - pensó Catalina- , pero si el mundo no deja de moverse nunca, ella nunca .... -y se iba a perder en sus pensamientos cuando dijo- Tenemos que hacer algo!
Matias y Catalina, no eran de la misma edad, pero de ninguno podía decirse que no fuera un niño todavía. Se quedaron mirando a la señora por un tiempo, conversaron y lo decidieron.


.... seguir despues



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